¡Vaya historia! Sam Altman fue despedido de OpenAI, pero regresó rápidamente, derrocando a la cúpula directiva y estableciendo su visión más agresiva para la empresa. Hubo un gran revuelo en el consejo, algunos temían que Microsoft se hiciera cargo de OpenAI, pero al final, Altman volvió como CEO.
El despido parece haber estado relacionado con preocupaciones sobre la seguridad de una tecnología llamada Q* y diferencias sobre la dirección de la compañía. Hubo señalamientos hacia Altman y otros líderes de la empresa, acusándolos de crear un ambiente tóxico y opaco, así como de preocupaciones éticas y de seguridad.
El conflicto también involucró a figuras como Ilya Sutskever y Helen Toner, con disputas sobre la dirección de OpenAI y la diferencia en las visiones de la organización. Al final, Altman regresó con un nuevo equipo directivo que le otorga más libertad para avanzar en una estrategia más comercial y agresiva, alejándose de la visión original de OpenAI como una fundación sin fines de lucro.
Hubo críticas por la falta de diversidad en el nuevo consejo, con preocupaciones sobre la dirección ética y los posibles sesgos en el desarrollo de la inteligencia artificial.
A pesar de los problemas y las preocupaciones éticas, Altman parece contar con un fuerte apoyo entre la mayoría de los empleados, aunque algunos ex empleados han expresado inquietudes y han presentado acusaciones detalladas sobre prácticas poco éticas y un entorno laboral tóxico.
En resumen, el regreso de Altman a OpenAI ha sido un tumultuoso retorno al poder, rodeado de acusaciones y tensiones sobre la dirección ética y el ambiente laboral en la empresa.