Sierra Nevada, la estación de esquí más meridional de Europa, se enfrenta a desafíos debido a la escasez de nieve. Antes de su temporada de apertura, tuvo que activar sistemas de cañones para producir nieve artificial, ante la falta de la natural.
A pesar de una gran inversión en modernización, enfrenta desafíos relacionados con el uso del agua, ya que ha sido señalada por excederse en la extracción de agua para la producción de nieve. Este problema se agudiza debido a la escasez generalizada de agua en la región.
Aunque su ubicación en cotas más altas le ha permitido mantener su atractivo, se proyecta una reducción significativa de la capa de nieve en los próximos años. El dilema sobre la sostenibilidad a largo plazo de la industria del esquí y cómo adaptarse a estos cambios climáticos sigue siendo un desafío sin respuestas claras.